Angélica Ordonez, Quito, Ecuador, septiembre 2005
Entrevista al Coronel de las Fuerzas Armadas, arma de Caballería Blindada, Carlos Ordóñez
Los militares tenemos el conocimiento, el sentimiento, la sensación más de cerca de lo que es "perder la paz". Palpamos lo que es una confrontación, lo que es el sufrimiento humano en una guerra. Somos los que estamos más sensibilizados a sentir la necesidad de la paz
Keywords: Compromiso de los militares por la paz | Iniciativas de solidaridad con las poblaciones más pobres | Racionalización de la violencia social | Subordinación del poder militar al poder civil | Uso del monopolio legítimo de la violencia para la paz | Militares | Ejército nacional | Ecuador | Región Andina
Mi paso por las Fuerzas Armadas. La ilusión que me llevó a ser militar desde los 15 años. Carlos Ordóñez en las Fuerzas Armadas.
En las primeras épocas estuve en las Fuerzas Blindadas es decir, el Arma de Tanques. Bueno esa arma en la última época se unió con la Caballería y formaron la Caballería Blindada. Yo llegué a ostentar el grado de Coronel. Mi última misión , mi último trabajo y mi última responsabilidad fue estar de Comandante de la Brigada Galápagos.
Mi entrada a las Fuerzas Armadas fue por una ilusión, esas ilusiones que se tiene de jóvenes. Yo pensaba que en esa profesión yo podía servir a mi patria. Era el trabajo de servicio más representativo que yo me imaginaba que había en esa época. Era una responsabilidad de todo ecuatoriano de velar por la integridad y la paz. El lugar más idóneo para hacerlo eran las Fuerzas Armadas.
Yo entré unos días antes de cumplir los 15 años. Permanecí todo el tiempo en el Colegio Militar, hasta graduarme de Subteniente. Fue una experiencia sacrificada, pues como joven, uno se encuentra en une época de la vida difícil. La personalidad y su carácter están en formación. Las grandes presiones de trabajo y de actividad a las que es sometido el aspirante a militar producen también frustraciones. En momentos flaquea la voluntad pero el espíritu y la ilusión es más fuerte. Afortunadamente, yo me llegué a graduar.
Ciudades que enfrentan la guerra. Mi paso por la frontera y otros lugares del país.
Ya graduado, mi primer paso fue a la Provincia del Oro , en una unidad de Fuerzas Blindadas. El trabajo se concentraba en la preparación y la instrucción militar, ya que es una provincia fronteriza con Perú. Por mucho tiempo tuvimos ese conflicto y problemas que estaban sin solución hasta hace algunos años. Nosotros nos sentimos como ecuatorianos perjudicados, nos vemos como mártires de la historia y del momento. Inclusive, somos mártires de la realidad pues somos un país pequeño, con unas Fuerzas Armadas, en épocas anteriores algo débiles. Como consecuencia de los conflictos políticos no siempre han dado la atención a las instituciones como se debería. En realidad, la actividad política gira alrededor del Parlamento o de las urbes.
Siempre estuvieron descuidadas todas las áreas rurales y, consecuentemente, todas las instituciones que tienen como función la protección y el desarrollo. Porque proteger una región un país es desarrollarle, . Por la historia los gobiernos se turnaban uno a uno y, simplemente enfrentaban sus conflictos domésticos, de grupo. Sin embargo, descuidaban verdaderamente cohesionar al país y desarrollar a las áreas mas débiles.
Luego de estar en El Oro mi trajinar ha sido por los diferentes lugares del Ecuador. Estuve en San Antonio de Playas, en Esmeraldas. Tuve la suerte de pasar por la escolta presidencial, excepcionalmente me tocó servir ahí por coincidencias del destino. Tuve la gran oportunidad de estar cerca del presidente de esa época, el Doctor Velasco Ibarra, a quien yo le tengo admiración como persona y como político. De alguna manera, fue un cientista que realmente sintió la política en los mejores términos, no como entendemos ahora.
Una vida en el ejército, que continúa y culmina temprano.
En una época me hice paracaidista. Entré por unos años a las Fuerzas Especiales. Me separé de mi arma, trabajé en otro ambiente, de más fuerza y especialización diferente. Estuve en la provincia de Esmeraldas, provincia de Los Ríos y en la región Oriental en dos oportunidades.
Pasé como instructor en el Colegio Militar con grado de Teniente. Fue una linda experiencia, pues uno empieza a recordar su tiempo de cadete. Pero por otro lado, uno imagina su profesión: lo que se debe y no se debe hacer. Uno empieza a transmitir hacia los jóvenes, tratando de inculcarles a parte de la instrucción que uno tiene. Se les transmite sentido de responsabilidad, comportamientos, formas de ser que tienen que ir evolucionando y que van evolucionando a lo largo del tiempo. Así como las personas, las instituciones vivimos en un constante cambio desde que nacemos hasta que morimos, vamos aprendiendo y vamos cambiando.
Llegué hasta la Brigada Blindada fui orgullosamente Comandante de ahí y luego tuve que retirarme pues no ascendí al grado de General. De alguna manera lo que me había imaginado hacer en Fuerzas Armadas lo logré.
Los militares somos los que más buscan la paz.
La paz es un cúmulo de circunstancias y de actitudes del ser humano. Yo me siento una persona con la responsabilidad de apoyar, colaborar y orientar las actividades hacia la paz.
Me ha parecido interesante el hecho de que hagan investigación al respecto. A veces yo me cuestiono y digo : « Todo ser humano busca la paz. Nosotros como militares, si es que llegamos lastimosamente a enfrentarnos con un adversario, es para buscar la paz » .
Ahí es cuando las Fuerzas Armadas entran a actuar pero es para buscar que se restablezca la paz. Y no solo la paz. También buscamos restablecer la justicia y el desarrollo, la tranquilidad, en fin, una serie de aspectos que vienen a darle el ambiente necesario para que una sociedad pueda desarrollarse a futuro, tomando las responsabilidades propias de su población. Las Fuerzas Armadas se han preocupado de que sus instituciones sean fuertes ,que no sean manoseadas, como a veces sucede, por intereses de personas y de grupos.
Todos somos más sensibles ante el horror de la Guerra.
Desde el primer momento, yo me he sentido convencido que mi trabajo ha sido orientado enteramente para establecer la paz en el grupo, formando parte de la institución militar. Yo diría que, la profesión militar es la profesión que más trabaja y más siente la necesidad de la paz. Muchas veces, el hecho de autoridades que están en un momento determinado dirigiendo un grupo de personas o un país, no tienen la noción grande y trascendental de que en un momento determinado se rompa la paz y entremos a la guerra.
El día de hoy, en los medios de comunicación, uno ya puede ver los horrores de una guerra, de una conmoción interna. Vemos al instante, muchas veces, o con diferencias de minutos, lo que antes veíamos en películas o relatos de los libros. Entonces, creo que nos vamos sensibilizando por la información que nos llega y nos damos cuenta cada vez más, de esa responsabilidad que tenemos de buscar la paz.
Las otras actividades que realiza un militar en busca de la paz
Otras actividades aparte de la actividad militar, que he realizado para buscar la paz, ha sido instruir a mis subalternos. Debido a que me ha inquietado siempre el ser humano, mis experiencias primeras han sido con los soldados y los conscriptos. Constaté que era necesario fomentar su instrucción con alguna otra enseñanza, o en casos de un soldado analfabeto, o que no ha logrado concluir sus estudios, incentivarles, ayudarles, (e incluso) obligarles a que lo hagan.
Me he dedicado a complementar el desarrollo de los soldados como personas y su forma de enfrentarse a la vida en familia o los acontecimientos familiares. Muchas veces, formé equipos de trabajos en las unidades, con médicos y trabajadores sociales para que sean una especie de facilitadores de las relaciones familiares y de comportamiento. Siempre fueron mis preocupaciones el desarrollo del ser humano y sobre todo, los seres humanos con los cuales he trabajado.
Además, cuando se daba la oportunidad colaborar con la construcción de una escuela o un colegio, buscamos el mejoramiento personal en el grupo y la comunidad que me ha tocado dirigir.
Buscando las diferencias de civiles y militares: La profesión militar no busca el conflicto.
Siempre me esforcé mucho por fortalecer las relaciones entre los civiles y militares. Muchas veces me he preguntado por qué nos sentimos tan diferentes, los militares y los civiles. Yo como militar, aparte de las apariencias, del corte de pelo, del uniforme, del hecho de estar siempre con una presentación nítida, no hay diferencia. Pero en la sociedad hay un sentimiento de separar a los militares, viéndoles como un grupo aparte.
El día de hoy pensaba, qué diferencia tenemos con los abogados. Si pienso en esa profesión de una manera un poco peyorativa, pido disculpas de antemano. Son personas que viven del conflicto, su trabajo es ir a la confrontación, aunque sus principios pueden ser ayudar a que se restablezcan las buenas relaciones entre las personas. Vemos que tratan de fomentar discordia en lugar de arreglar, pues mientras más largo y más fuerte sea el conflicto, mayor es su trabajo. Se puede poner de ejemplo cualquier profesión. En mi caso, siempre intenté romper esa imagen de los militares. Siempre busqué la relación con los grupos sociales, los movimientos culturales, las diferentes poblaciones o regiones en las que he estado sirviendo.
Esperando haber puesto un grano de arena para que cambien la percepción que se tiene de los militares. Ser militar no es solo lo que se ve. Es también un esfuerzo intelectual y físico y una cantidad de asuntos que complementan y hacen la actividad militar.
Estar al mando: Tener la oportunidad de actuar y ayudar cuando se tiene el poder
Una experiencia que tengo muy presente fue mi paso por la Brigada Blindada Galápagos, donde yo ya tenía todo el poder y el mando al ser Comandante. Estaba pendiente de que la seguridad que mis políticas y mi forma de trabajar se complementen con la actividad militar en la región.
La Brigada está asentada en la provincia del Chimborazo, una de las regiones con más pobreza, y con más presencia de población indígena. Uno de los problemas con los que me topé es que existían tensiones entre indígenas y militares. Los indígenas ya no querían recibir a ninguna persona foránea peor aún militares. Supongo, que a raíz de algún resentimiento. Lo primero que hice fue impulsar el acercamiento con estas personas. Fui a visitar estas regiones y no hubo un buen acercamiento en primera instancia. Me miraban con mucha desconfianza.
Yo me acercaba sin armas pues ver un arma asusta a cualquier persona. El arma es un artefacto que se debe emplear en casos extremos, de preferencia, nunca. Ellos sentían que había una predisposición de mi parte de buscar amistad, por eso tal vez se facilitó la relación. Les visitaba coversábamos, me hablaban de sus problemas y trataba de buscar alguna solución en conjunto.
Conflictos creados entre grandes hacendados y los indígenas: Mi mediación como militar
Un ejemplo de mediación de conflictuels : En esa época había muchos problemas con los hacendados y los trabajadores de la hacienda. Tuve que intervenir en varias oportunidades. Nunca fue una intervención armada, sino que fui a percibir y a palpar cual era el problema. Realmente la mayoría de veces eran problemas creados por los dueños de las haciendas o las personas que se encargaban de ésta. Los administradores o mayordomos eran generalmente gente de afuera, no del sector y, no tenían la habilidad para mantener una buena relación con los trabajadores y la gente colindante.
Las confrontaciones incluían cierre de caminos, y toma de ciertos sectores de las haciendas. La distribución de las tierras siempre ha sido defectuosa en el país y la población indígena ha estado y continuamente relegada. De alguna manera, han despertado y se integran a la sociedad, estudian y reclaman aunque no deberían hacerlo porque las autoridades están para darles el respaldo y la seguridad y la justicia. Lastimosamente les toca reclamar una posición. En estos conflictos de grupos me tocaba intervenir y conversar con los hacendados y el grupo de indígenas en una forma de restablecimiento de las buenas relaciones. En muchos de los casos logré mis objetivos.
Los indígenas en la provincia de Chimborazo: Conocimiento de su situación.
En ese sector los problemas de distribución de tierras eran grandes. Habían regiones donde los indígenas no tenían, ni siquiera, los palos de leña para cocinar. En el gobierno de Dr. Rodrigo Borja se intentó introducir cocinetas de kerex en la región donde viven estas personas. O sea en el páramo, donde no hay arbustos, y los pocos que hay son depredados por la necesidad. La gente ya no tenía con qué calentar sus alimentos.
Hay un círculo vicioso, los páramos pierden vegetación y los campesinos de la región los necesitan. Esas plantas son sacadas para combustible.
Su alimentación empieza a ser un problema en términos de nutrición, pues los productos ancestrales de donde obtenían sus nutrientes necesarios y que eran sembrados y consumidos dentro del hogar, ahora salen para ser vendidos al exterior. El trigo, las habas, mellocos sacan a vender. La quinua es un alimento completo que ahora tiene gran demanda en otros países. Esa tendencia a reemplazar los alimentos nutritivos por otros procesados, debilita a los campesinos. En lugar de alimentarse venden estos productos y con el dinero compra fideos, arroz, harinas, productos que no siempre son tan nutritivos como los otros.
Esta clase de conflictos que tenemos los seres humanos tiene que ver con no ser solidarios. La reforma agraria hace 30 años entregó algunas tierras a los campesinos. Más tarde, otros grupos compraron esas tierras a precios muy bajos. Muchas personas obligaban a que se venda esas tierras. La reforma agraria no quedó en nada. Las personas y a no tenían tierra cultivable. Confío en que volvamos a ser solidarios. Los indígenas son parte de nuestra sociedad, somos hermanos y somos un grupo. Espero que esas situaciones de desigualdad vayan cambiando y se vayan rompiendo esas taras sociales que arrastramos.
Proyectos que se quedaron por hacer. Mi salida de la Brigada y una esperanza que no se acaba.
En la Brigada Blindada, de la provincia de Chimborazo, se creó una gran relación con los indígenas. Lamentablemente tuve que salir de mis funciones. Pero existían proyectos que se quedaron planificados en conjunto con el Ministerio de Bienestar Social y la Armada. Se quería crear un proyecto de Turismo de la Comunidad, para que los ciudadanos administren, tengan actividades e ingresos de dinero, gracias a las lagunas de Ozogochey sus truchas.
La idea era crear unas cabañas que tuvieran agua, servicio higiénico, leña, fogón para cocinar y a los pescadores de las ciudades venderles truchas frescas cocinadas y que la gente de la comunidad sea guía y enseñe los paisajes increíbles de las lagunas de Ozogoche. No pude cumplir ese sueño. Empezamos con la canalización y a entubar el agua para que no esté tan contaminada. Espero volver y ver que se ha hecho algo de eso.
Otro de los grandes problemas existentes era el acceso a la energía eléctrica. Hasta ahora intento buscar proyectos que colaboren para llevar la luz a comunidades rurales. He visto que en algunos lugares con pequeños generadores con fuerza humana se puede obtener un poco de luz para las noches e integrarse a los medios de comunicación.
Introducir molinos o generadores de fuerza eólica. Hice el contacto con un ingeniero de la NASA, pero al salir de la Brigada se rompieron esas relaciones.
Cualquier trabajo que he hecho y que uno hace es tan pequeño para lo que se tiene que hacer! Espero poder seguir haciendo más por el país.
Los militares son más apreciados en el área rural
Las diferentes percepciones que se tiene de los militares en las diferentes ciudades del país, dependen de circunstancias y problemas. Muchas veces originados por una manipulación política, lleva a que los militares tengan que enfrentarse a la sociedad civil y ese tipo de experiencias afectan a la relación civil-militar. En la mayoría de lugares hay una buena aceptación de los militares por parte de los civiles.
Cuando hay conflictos en una ciudad, uno no puede distinguir quienes están atentando contra la paz y la seguridad. Como militar solo ve un grupo, una multitud enardecida. La acción en contra de ese grupo, por parte de los militares, les hace perder aceptación en la sociedad.
En el área rural hay mayor contacto, mayores oportunidades de conocerse, de hablar, de decir cosas, de estar en las diferentes reuniones, eventos actos, sociales culturales y políticos donde se forja una excelente relación civil-militar. En las poblaciones pequeñas y lugares apartados, las personas más importantes son el cura, el profesor y el militar. Ellos son la cabezas del sector, preocupadas por el desarrollo y las actividades. Hay un trabajo coordinado entre los tres.
En una gran ciudad los militares pasan desapercibidos. Se los ve pero no se conoce su labor. Pero en los lugares más apartados, donde no hay ni carreteras, esas tres cabezas son las que dirigen a la población. Se pueden hacer trabajos increíbles.
En una región, hicimos un aeropuerto con pico y pala. Parece una locura pero llegamos a hacerlo, con mingas. Era un aeropuerto no tan grande, no tenía medios excepcionales pero permitía la llegada de avionetas. Luego ya se puede mejorar con la llegada de combustibles, tractores, etc. La vida militar le da unas oportunidades grandiosas, relación social, buscar el mejoramiento de las personas y de la persona.
Latinoamérica es diferente y debe unirse
Somos diferentes las Fuerzas Armadas del Ecuador y la de otros países. Cada grupo social tiene su particularidad.
Los ecuatorianos nos parecemos un poquito a los peruanos pero no tanto con los colombianos, a pesar de ser vecinos y de tener una historia conjunta. Los indígenas tenían relaciones comerciales entre las áreas que conforman el Perú, el Ecuador, Colombia. Luego con la conquista, por ciertas circunstancias, se crearon tres regiones. Luego, el genio de Simón Bolívar concibió que los países teníamos que estar juntos, conformar la Gran Colombia. Un visionario a quien no lo entendieron en esa época y ahora recién lo entendemos. Bolívar decía que nuestra región, en su nacimiento, fue afectada por interese políticos y económicos que no permitieron que existiera un campo fértil para la unión de la Gran Colombia. Sin embargo, hoy pensamos que debe existir una verdadera unión latinoamericana.
La política es la que empuja a la confrontación.
Como Fuerzas Armadas, siempre nos hemos encontrado con situaciones de confrontación a las cuales nos resistimos, nos hemos resistido y resistiremos. No nos gustan las manipulaciones políticas, pues los políticos en un momento determinado quieren captar el poder, o luego de captarlo empujan a las instituciones a las confrontaciones. Son los mismos políticos los que crean la confrontación.
No es el militar el que sale y se va a enfrentar, es el grupo político que quiere enfrentar algo. No siempre son bien intencionados los políticos. Lamentablemente, los políticos están velando por el interés personal y de su grupo, y no escatiman de ninguna manera el involucrar a los militares. Pero tradicionalmente por nuestra formación interesante, liberal, humana, al menos en mi época, rechazamos las ofertas políticas de romper con la democracia. Como cadete y coronel, tuve una educación diferente y la oportunidad de convivir con la población de zonas desfavorecidas. Luchar, sufrir, nos hace más solidarios con la sociedad a la que pertenecemos.
Cambio por la firma de la paz. Fortalecer la unión nacional
Hay una diferencia de épocas en el Ecuador. Un antes y un después de la firma de la paz con el Perú. Ha habido una preocupación constante en ese aspecto. Yo salí al servicio pasivo pero sigo siendo militar, y lo seguiré siendo como profesión toda mi vida.
Obviamente, tenía que haber un cambio de comportamiento, con la firma de la paz. Yo espero que mis compañeros militares vayan retomando el mismo patriotismo que tuvimos en nuestra época, el que estuvo empujado a defender la territorialidad, a defender lo que nosotros creemos por nuestra historia.
Si hemos llegado de alguna manera a un acuerdo con los Peruanos, nuestros vecinos, tenemos que despertar a ese sentimiento de patriotismo e integración de fortalecer la sociedad. Debemos ser un grupo organizado que puede colaborar con el desarrollo del país. Yo diría que las Fuerzas Armadas deberían cambiar hacia la búsqueda de fortalecer la integración del país.
Las Fuerzas Armadas deben apoyar al desarrollo: Tanto de su institución como de las zonas fronterizas
Como Fuerzas Armadas el desafío es ser una institución fuerte, una institución organizada, institución profesional con muchas especialidades, que tienen que venir a complementar el país. Lastimosamente, tenemos un nuevo enfrentamiento en la frontera con Colombia. De alguna manera, somos arrastrados como país, a controlar el cultivo y la comercialización de la droga en Colombia. Somos arrastrados y por más esfuerzo de las instituciones para no involucrarse, nos sentimos parte del problema y es imposible cerrar los ojos a esa realidad. El desafío de mantener el control y fortalecer las fronteras.
Aparte de la intervención militar, creo que es vital promover el desarrollo de las regiones fronterizas. Lamentablemente, en el país son las regiones menos atendidas, más débiles y deberían ser las más fuertes, deberían irradiar solidaridad y desarrollo. Fortalecer el desarrollo y el fortalecimiento de las áreas fronterizas, tenemos todos los medios para hacerlo: la presencia física, la actitud, la formación de buscar el desarrollo y el fomento de las buenas relaciones entre todos los seres humanos. Debemos complementar con la provisión de servicios básicos en esos sectores. La mayoría del área fronteriza es el área rural. Es el área que mayor necesidades tiene y debería concentrarse ahí el esfuerzo de las Fuerzas Armadas.
Las Fuerzas Armadas forman parte del poder nacional, y como ta,l están supeditadas al gobierno y al poder político. Siempre existe ese miedo de que los políticos sean quienes tienen el poder sobre el ejército. Yo confío en los mandos y en las personas que dirigen las Fuerzas Armadas. Ellos no dudarán en rebelarse ante una mala orden o una mala política que quiera hacer una intervención no justa.
Movimiento por la paz
Me parece muy interesante que exista un movimiento que fomente la paz. Todos los seres humanos deberíamos dedicarnos a fomentar la paz y el desarrollo y la justicia, y las buenas relaciones entre personas, sociedades y países. Como he tratado de decir, los militares tenemos el conocimiento, el sentimiento, la sensación, desde más de cerca, de lo que es perder la paz, la tranquilidad en una sociedad. Palpamos lo que es una confrontación, lo que es el sufrimiento humano en una guerra. Somos los que estamos más sensibilizados ante la necesidad de la paz.
La labor continúa siempre. La paz se crea en todos los ámbitos de la vida. Mi trabajo en el Municipio
Es importante complementar mis comentarios con la oportunidad que me ha dado el destino de poder trabajar por la ciudad. Uno como ciudadano se preocupa siempre de las actividades que se dan en el lugar en el que uno vive. Muchas veces uno reclama y observa los fenómenos que se dan en la ciudad. Yo he estado interviniendo cinco años en la Dirección de Comercialización del Municipio de Quito, la cual se encarga del control de los mercados municipales.
Siento que mi actividad y mi trabajo, está interviniendo de alguna manera en algo con el desarrollo de la ciudad. Servir en el Municipio de Quito es una gran oportunidad pues en la dirección en la que estoy el contacto con las personas del que hacen el trabajo de la distribución de productos alimenticios. Este es un trabajo de minuto a minuto, dirigir a p personas de diferente condición económica y educativa hace que la actividad se vuelva relativamente complicada.
Yo creo que mi formación, el espíritu que he mantenido a lo largo de mi vida y las experiencias vividas, me han permitido poder llevar acabo una actividad que ha colaborado en el buen desarrollo de la actividad municipal. La gente me siente y me consideran una persona confiable y de confianza. Se acercan a mí sin guardar ningún temor. Muchas veces, me hacen observaciones sobre mi forma de actuar y, generalmente, sienten una confianza y actitudes positivas.
El hecho de construir la paz, de desarrollar una región, es una actitud, implica un cúmulo de circunstancias. La paz no es simplemente no estar en guerra, tiene un ámbito más amplio. La paz va al mismo espíritu, sentimiento, actitud, comportamiento de las personas de estar en paz con ellos mismos, en paz con las autoridades. Esto hace que una sociedad vaya desarrollándose en el marco de referencia de la paz.