Camilo Andrés Tamayo Gomez, Veronica Murcia Gomez, Colombia, mayo 2007
Estado de alerta continúa: noticieros, guerra y paz en Colombia
Las agendas del conflicto y la paz se reconfiguran gracias a los relatos noticiosos que construye la televisión.
Keywords: Conflicto colombiano | Trabajar la comprensión de conflictos | La responsabilidad de las autoridades políticas con respecto a la paz | Medias | Televisión | Sociedad Civil Local | Colombia
Ref.: VV.AA. Estado de alerta continua: noticieros y guerra en Colombia. Centro de Investigación y Educación Popular – CINEP –, Bogotá, 2004. Información del texto en: http://www.cinep.org.co/producciones_libros.htm
Idiomas: español
Tipo de documento: Articulo
Las investigaciones de los 80’s y 90’s alrededor del conflicto, de la guerra y la paz en Colombia se centraron en el análisis de discurso de los informativos. Sin embargo, en la actualidad éstos se quedan cortos, pues no dan cuenta de la complejidad de las prácticas comunicativas y de los avances en los estudios de las significaciones. En los años recientes, los estudios se preocupan por las rutinas y los procesos que intervienen en la producción de sentido, reconociendo a los informativos como lugares de pugna y de lucha por la construcción de discursos en los que confluyen diversos actores e instituciones. Asimismo, entienden la comunicación desde la interdisciplinariedad y la movilidad, esto es, en su relación con la política, la cultura y la educación, y en la inclusión de medios recientes como el Internet. No obstante, siguen siendo escasas las indagaciones que se preguntan por la relación existente entre los medios y sus públicos.
Pretendiendo llenar este vacío, el Centro de Investigación y Educación Popular –Cinep-, con la colaboración de la Universidad ICESI y la Pontificia Universidad Javeriana de Cali, y el apoyo de Colciencias, publicó Estado de alerta continúa: noticieros y guerra en Colombia, un estudio que abordó las prácticas y significaciones que producen las audiencias sobre el conflicto armado y sus actores (guerrillas, paramilitares, Ejército y Gobierno) a partir de la relación cotidiana que entablan con los noticieros de televisión. En este sentido, el trabajo del equipo de investigación, conformado por Luis Fernando Barón, Mónica Valencia, Adriana del Pilar Bedoya, Enrique Rodríguez y Olga Díaz Grajales, se enfocó en los estudios de consumo de medios y su relación con procesos y prácticas culturales vinculadas con la paz y la guerra.
Pero, ¿cómo estudiar los procesos de recepción televisiva si estos son móviles e implican nomadismos?, ¿cómo delimitar la complejidad de lo cotidiano? y ¿cómo conocer a los agentes sociales y dar cuenta de sus lugares de tránsito? Buscando resolver tales cuestiones, pero teniendo siempre en cuenta su esencia ambigua y contradictoria, los investigadores optaron por indagaciones de tipo etnográfico individual que se integraran a la cotidianidad de cuarenta televidentes regulares de noticieros de televisión en las cuatro principales ciudades del país (Cali, Medellín, Barraquilla y Bogotá).
Al mismo tiempo, y con el fin de indagar por el tipo de agendas informativas, aplicaron un análisis sociológico y lingüístico a una muestra de noticieros que corresponde al mismo periodo de la indagación etnográfica, esto es, al lapso entre febrero y marzo de 2002 (1). El resultado final es un estudio de carácter cualitativo y cuantitativo, que da cuenta de las narrativas y prácticas que se construyen sobre la paz y la guerra en la cotidianidad, a partir de las interacciones que los públicos establecen con los informativos de televisión. La presente ficha centrará su atención en el análisis sociolingüístico de los discursos producidos por los noticieros de televisión colombianos (RCN y Caracol) sobre el conflicto armado y sus actores.
Noticias y noticieros: miedo, tensión e incertidumbre
La situación colombiana, compleja y paradójica, contrasta con la pulcritud, perfección y frialdad de los noticieros. Las agendas mediáticas están hechas de situaciones inconexas, unas con otras, que sólo se tocan por estar dentro de una franja que compone la “realidad nacional”. “La información financiera no tiene que ver con la pobreza, el conflicto no se conecta con el quehacer de la política, ni la corrupción con el aumento de la criminalidad. Los hechos solo tienen pasados cercanos y se relacionan con otros de su misma especie.” (2) Así las cosas, los noticieros están divididos en bloques temáticos, o, como bien los llaman los investigadores, bloques de hielo.
De acuerdo al estudio, cuando se trata de guerra, política y economía, los comunicadores no toman partido, sólo registran y presentan. Son, según la indagación, presentadores ventrílocuos: inexpresivos e imperturbables. En estos temas sólo hablan las fuentes: especialistas, testigos de los hechos y representantes de las instituciones. Éstos últimos son los que más hablan, y lo hacen para interpretar y establecer la verdad de los acontecimientos, mientras que la sociedad civil es relegada al papel de descriptor anónimo y desprevenido de los mismos. “Los testigos describen y las instituciones interpretan. Los noticieros construyen una representación para mostrar que no tienen posición. Es decir, para mostrar que sus posiciones son las de la objetividad y neutralidad periodística. Registran los acontecimientos tal y como han sucedido.” (3)
Como la mayoría de noticias tienen que ver con violencia y conflicto, el Ejército y las autoridades oficiales son los que aparecen para interpretar, calificar, señalar consecuencias y atribuir responsabilidades. En cambio, la sociedad civil es relegada al nivel testimonial; a la que corresponde responder a las preguntas ¿qué pasó? y ¿qué sintió?
El análisis etnográfico demostró que la información en Colombia tiende a mantener un estado de alerta general. Así, los informativos constituyen sistemas de alarma que permiten definir las amenazas y sus grados de intensidad, al mismo tiempo que legitiman lógicas de auto-cuidado y auto-control. Las notas analizadas se dividieron en nueve categorías: guerra, pronunciamientos, paz, justicia, elecciones, narcotráfico, DDHH-DIH, otras guerra y violencia no determinada. De esto, el estudio concluyó que los temas que más ocupan espacio en las agendas informativas son los concernientes a la guerra (teniendo ésta una frecuencia de 37), los pronunciamientos (teniendo éstos una frecuencia de 13) y otros guerra (teniendo éstos una frecuencia de 12).
El 73 % de las personas nombradas o visibilizadas son funcionarios de alguna institución Estatal. Como lo señalan los investigadores, este énfasis en lo institucional es algo que ha de tenerse en cuenta, pues en el actual contexto de crisis en que se encuentra el país, la autolegitimación de las instituciones del Estado y la deslegitimidad de los grupos armados ilegales es inminente. La legitimidad se mide por características como la inclusión de entrevistados, donde el grupo privilegiado es el gobierno, por ser el más entrevistado. A éste le siguen la población civil (sin ser éste grupo de opinión), la policía, el Ejército, el clero, los medios, las FARC y el ELN. Entonces, el gobierno y sus instituciones no sólo son las más visibles, sino las más entrevistadas, lo que ayuda a construir y fortalecer su grado de legitimidad. En este sentido, las autoridades aparecen como quienes realizan las actividades positivas, soportado con un 37% de notas referidas al logro de objetivos.
Mientras que el léxico relacionado con la paz arrojó un resultado de 21, el relacionado con la violencia cuenta con 121, cien veces más que el primero. Los informativos de televisión muestran los hechos violentos como el centro y la causa del conflicto, no como sus efectos. Esto no contribuye al entendimiento histórico del actual estado ni a la búsqueda la paz por vías negociadas, sino a la legitimación de su consecución a través de la guerra.
Sin embargo, cuando llegan los deportes y la farándula, el helado esquema se derrite. Los presentadores ríen, bromean, toman partido y muestran señales de aprobación o desconcierto. De la frialdad de los temas de la política y el conflicto, se pasa a la frivolidad de los goles y del entretenimiento; temas que, al parecer, requieren mayor postura y toma de posición por parte de los comunicadores sociales del país.
Commentario
Es interesante el lugar intermedio en el que se sitúa la investigación, al explicar los noticieros de televisión como poder simbólico capaz de alterar el estado actual de las cosas, pero, al mismo tiempo, como interpretaciones del entorno y la realidad, no la realidad misma.
El análisis sociolingüístico es riguroso y acertado, al mismo tiempo que supone un complemento fundamental para el trabajo etnográfico que se pregunta por las representaciones que sobre conflicto y paz que construyen las audiencias en la interacción con los noticieros de televisión. La metodología, en general, constituye un modelo para indagar por otros temas.
Notas
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(1) : El periodo corresponde al rompimiento de las negociaciones de paz ente el gobierno del presidente Andrés Pastrana y las Fuerzas Armadas Revolucionarias, Ejército del Pueblo –FARC-EP- y la elección en primera vuelta del actual presidente, Álvaro Uribe V.
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(2) : Baron, Luis Fernando (coord.) Estado de alerta continúa: noticieros y guerra en Colombia Cinep, Bogotá, 2004. Página 15.
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(3) : Ibíd. Página 15.